Cuando se adquiere una barrica tanto de roble francés como de americano es imprescindible tener el lugar adecuado para la conservación de la madera y del vino que se va a envejecer en ella.
Se necesita tener acondicionada una sala o nave de crianza, ya sea, subterránea o a nivel del suelo siempre que esté aclimatada para mantener una temperatura constante durante todo el año entre 10-12ºC. Si las oscilaciones de temperatura son muy bruscas se producen dilataciones y/o contracciones haciendo que el volumen varíe.
Si se compra una barrica nueva es aconsejable seguir las indicaciones del fabricante ya que algunas barricas vienen tratadas y no es necesario el lavado antes de su llenado. Si por el contrario nos aconsejan un lavado antes de proceder a su llenado se realiza de la siguiente manera: un lavado con vapor de la madera, que generalmente se realiza en caliente para abrir los poros y conseguir que la lignina ceda polisacáridos que neutralicen los taninos condensados del vino y suavizar así su sabor astringente.
Cuando va a realizar el trasiego, generalmente cada 6 meses, se vacía la barrica y se lava con agua caliente a 60 ºC y después de dejarla escurrir se adiciona una pajuela de sulfuroso para eliminar los microorganismos que pudiera haber en el medio.
Si opta por la compra de barricas ya usadas, hay que tener en cuenta el vino que ha tenido, es decir, si ha sido sometida a mohos o avinagramientos. En este caso, el estufado sigue siendo eficaz y también la sosa. Contra el moho, lo más efectivo es el permanganato, y recomendable el trasiego de este vino antes de los tres meses, además de tener un nivel de sulfuroso libre inicial de 25-30 mg/l.
El llenado de la barrica.– El periodo de llenado de las barricas viene designado por el técnico de la bodega quien optará por realizarlo lo antes posible para cumplir con las normas establecidas por los consejos reguladores que designan el tiempo de estancia de un vino para considerarlo como crianza. A partir de estas recomendaciones se debe realizar un seguimiento del vino ya terminado de la fermentación alcohólica y también la fermentación maloláctica. Se recomienda que el vino entre limpio a la barrica, para evitar que las lías en suspensión taponen las paredes de la barrica y la cesión de madera y oxígeno se reduzcan considerablemente. Los meses idóneos para el llenado son los meses de enero a marzo.
El tapón de barrica. Su función principal es el cierre hermético y no lesionar la zona débil de la duela. Condición indispensable es la limpieza, la reutilización y permitir rodadura. Los modelos pueden ser:
-Clásicos: tapón de roble con arpillera, tela de silicona, lámina de silicona.
-Sintéticos: silicona “Silicaucho”, látex con sistema “Inox” de expansión y cierre.
Los más utilizados son los sintéticos por su cierre hermético y por su fácil reutilización.
¿Por qué se guarda el vino en barricas? Descubre los efectos de la madera
Las barricas forman parte del paisaje de una bodega, pero lejos de atender únicamente a una respuesta estética, su presencia es necesaria para aportar los matices y texturas que convierten al vino en la compleja bebida que es. Para ayudarte a comprender la importancia de la madera, te explicamos los motivos por los que el vino se guarda en barricas.
Importancia del uso de barricas en la crianza del vino
El uso de barricas en el vino comenzó en la historia como fruto de una mera casualidad. Respondiendo a una necesidad de transporte de largos trayectos, se descubrió que la madera aportaba unos matices especiales que atribuyen un sabor mejorado al vino.
Si atendemos al punto de vista enológico, las barricas se utilizan en la crianza para el trasiego o separación de sedimentos, aportándole un diferenciado sabor al vino y mejorando el color a través de su fijación que surge como fruto de la microoxigenación.
¿Qué beneficios le aporta al vino el contacto con la madera?
El proceso de crianza del vino resulta primordial para la obtención de un resultado final inigualable. Durante dicho proceso el vino se encuentra sometido a constantes cambios químicos, unos cambios que, a través de los siguientes factores, persiguen la mejora de su sabor ayudando a enriquecerlo:
- Fenoles, provenientes tanto de la uva como del roble. Componen el sabor, aroma y textura del vino. Así, es posible combinarlos para formar nuevos compuestos de sabor y aroma.
- Aromas propios de la madera. La propia madera que forma las barricas le aporta matices de sabores como vainilla, canela, fruta seca, granos de café, etc.
- Sabores específicos del roble. En función del tipo de roble que utilicemos, obtendremos unos sabores u otros en el vino. Sabores que a menudo reflejan notas que nos recuerdan a vainilla, moka o caramelo.
Más allá de ser el guardián del envejecimiento del vino, las barricas le aportan múltiples ventajas convirtiéndolo en un auténtico tesoro. Descubre el resto de secretos que esconde el vino!